En el año 2050 se estima que el 50% de la población mundial será miope
Los estudios recientes en este campo reflejan que nuestro estilo de vida; el hecho de pasar la mayor parte de nuestro tiempo de trabajo y de ocio en interiores utilizando dispositivos digitales en distancias cortas y los efectos de la pandemia actual, están elevando la incidencia de la miopía entre los jóvenes, e incrementándola en aquellos que ya la sufren. La miopía va a convertirse en un problema de salud pública.
La miopía es un defecto de refracción del ojo en el cual los rayos de luz convergen en un punto focal situado delante de la retina, en lugar de converger sobre la retina. La persona que la sufre tiene dificultades para enfocar los objetos lejanos percibiéndolos borrosos.
Existen distintos tipos de miopía dependiendo de la graduación; miopía simple, menor de 6 dioptrías; miopía magna, mayor de 6 dioptrías y miopía patológica, superior a 6 dioptrías con alteraciones patológicas en la retina.
En la evolución del ojo miope existen unos mecanismos que inducen un aumento de la longitud del ojo, superior a la producida por el crecimiento innato durante la niñez y la adolescencia. Existen factores de riesgo que motivan ese crecimiento. Los hay modificables y no modificables. Los factores modificables son: la no realización de actividades al aire libre, el déficit de vitamina D, el exceso de trabajo en distancias cercanas, la dieta, el tabaco; y los no modificables son: la edad (mayor progresión de la miopía desde los 6 hasta los 10 años), el hecho de que uno o los dos padres sean miopes, el sexo (mayor prevalencia en mujeres) y la raza (asiática).
La retina no es un tejido elástico, de modo que el crecimiento anormal de la longitud del ojo aumenta el riesgo de sufrir serios problemas y éstos serán más graves cuanto mayor sea el aumento. Las complicaciones más comunes asociadas a la miopía en la edad adulta son; la maculopatía miópica (enfermedad que afecta a la retina central, pudiendo derivar en ceguera), desprendimiento de retina, glaucoma y cataratas prematuras, entre otras. Así que es fundamental realizar cuanto antes un abordaje para el control del aumento de la miopía y este será más eficaz en la niñez y la adolescencia.
Los métodos tradicionales para la compensación de la miopía son las lentes oftálmicas (gafas) y las lentes de contacto o lentillas. Esta se realiza con lentes divergentes que se encargan de llevar los rayos paralelos a la retina y formar imágenes nítidas. Pero ahora se ha comprobado que los rayos de luz que penetran por la periferia de la lente no focalizan en la retina, si no detrás de ella, induciendo una señal anómala que provoca el crecimiento del ojo.
Hoy en día existen nuevos tratamientos para el control de la progresión de la miopía que corrigen este problema con diseños de menor potencia en la periferia de la lente (lentes con desenfoque periférico), o el uso de Atropina (fármaco) o la ortoqueratología (lente de contacto de uso nocturno).
Nuestros esfuerzos deben centrarse en su prevención.
– Pilar Mata, Delegada Provincial de Huesca